Podemos definirla como “el arte de la bella escritura”, a partir del origen griego de la palabra formada por κάλος / kálos “bello” y γράφειν / graphos, “trazo o escritura”.

Los diferentes modelos caligráficos surgen según los soportes utilizados –cera, pergamino, vitela o papel- y del instrumento de escritura: cálamo, pluma, pincel o pluma metálica. Y su evolución se ha dado desde sus inicios por influencias culturales, políticas y/o comerciales.

En la caligrafía lo gestual marca claramente el modelo de escritura, como encontramos en las escrituras latinas: rústica, quadrata, uncial, semiuncial, carolingia, gótica, cancilleresca, francesa clásica, inglesa.

Esa evolución de lo gestual y la utilización de materiales muy diversos ha dado nuevas y ricas formas alejadas de los modelos tradicionales que podemos llamar escrituras expresivas. En el idioma inglés hay un término para cada uno de estos modos: calligraphy y handwriting.



Capital rústica, uncial, semiuncial y carolingia. caligrafías de Eugen Nerdinger,
de su libro Signos + Caracters + Ornamentos, editado en 1960 en Munich, Alemania.



Escritura basada en la Cancillaresca del sigo XVI, Textualis rounda del siglo XIV y minúscula anglo-sajona irlandes. Caligrafías de Denise Lach.



Caligrafía de Denise Lach