Dice Romero:
“En 1964 estaba en una agrupación sindical telefónica y tuve que encarar la gráfica para la publicidad electoral, entonces nos enteramos que había imprentas tipográficas que hacían afiches baratos. Fuimos con Guillermo, otro compañero, a la imprenta Serantes que quedaba en la calle Defensa, a seis cuadras de Plaza de Mayo.
Las tipografías fueron apareciendo en tipos de madera en distintos “cuerpos” y familias tipográficas. Se hicieron tres afiches distintos. No ganamos las elecciones.
Pasaron los años y en 1972 formaba parte del Grupo de los 13 y Glusberg me invita a exponer en los tres pisos del Cayc; mi muestra se llamaría Violencia. Busco una nueva imprenta y en la calle San Martín, también a pocas cuadras de Plaza de Mayo, estaba La Familia Italiana, una imprenta tipográfica que fue la más importante de esa época en Buenos Aires. Edito un afiche de 0.70 x 1.00 m. con la palabra Violencia y en el segundo piso del Cayc, ya en 1973, tapizo las paredes y el piso con los afiches montados en un soporte de cartón. Al año siguiente encargo dos afiches más para un sindicato de artistas y un gremio de profesores de las escuelas de arte de Buenos Aires. En 1975 pido una edición de “medios afiches” de 0.50 x 0.70 cm. Para hacer un libro de artista que termino en 1976 y no muestro hasta el año 1983.
Pasaron los años de plomo y retomo la práctica de imprimir nuevos trabajos, ya habían desaparecido las imprentas tipográficas del centro de la ciudad y en mi búsqueda de imprentas de este tipo descubro que hay una en cada uno de estos lugares: Quilmas, Avellaneda, Lanas y La Tablada, que trabajan para cubrir, en gran parte, los anuncios de bailantas en los suburbios de Buenos Aires y en el resto del país.
En estos días, conversando con el dueño de la imprenta Pucara de La Tablada, me entero que había comprado los tipos de madera a la imprenta La Familia Italiana cuando esta dejó de imprimir. Acaso exista la posibilidad de que los tipos que utilicé en 1974 hayan sido los mismos para mis afiches de 2008.
Los tipos de madera y sus “xilografías industriales”, el negro de la tinta de impresión con su particular olor y el papel blanco, me producen un intenso placer, que me hace suponer que es el mismo de Gutenberg en 1499, en que con sus tipos móviles hacía la primera impresión tipográfica”.